2.12.12

Como no criticar la Teletón

Durante estos días ha circulado por diversos medios un artículo titulado "¿Por qué odiamos a la Teletón?", el cual ha dado pié a las siguientes reflexiones.
"Teletón" (o "Telemaratón") es el nombre genérico que recibe una transmisión televisiva destinada a la recolección de fondos. Es así como han existido Teletones en distintos países del mundo, muchos de los cuáles se encuentran reseñados en el artículo correspondiente de Wikipedia. Sin embargo, aquí en Chile la fundación de rehabilitación objeto de dicha recolección de fondos lleva el mismo nombre: "Fundación Teletón", lo que genera la imposibilidad de separar adecuadamente la función indiscutiblemente necesaria de la institución (originalmente "Sociedad Pro Ayuda del Niño Lisiado") del circo televisivo, mediático, "artístico" y empresarial que se sucede cada uno o dos años desde 1978. Y al decir circo me refiero precisamente a eso: espectáculo de morbo y excentricidades, en este caso principalmente humanas. ¿De qué otra manera si no considerar la sucesión de cuerpos, tanto los mutilados (por la naturaleza o por los accidentes, a lo largo de toda la transmisión) como los sobreproducidos (vedettes varias y "guapetones" surtidos, sobretodo, aunque no exclusivamente, durante la madrugada)?
Esto hace que una y otra, transmisión televisiva y fundación benéfica, dependan de sí mismas en forma indisociable, tanto en el ámbito jurídico (corporación de derecho privado con personalidad jurídica desde 1986, tal como se puede leer en su sitio web) como en nuestro imaginario, lo cual la vuelve incuestionable. ¿Alguien se atrevería a criticar la función benéfica hacia los discapacitados? Difícil. Pero muchos vemos en forma crítica la forma mediante la cual obtienen fondos. Mientras no haya separación entre el "Evento Teletón" (tal como se lo denomina en su página web) y el Instituto de Rehabilitación homónimo, la crítica hacia el triste espectáculo de este fin de semana seguirá siendo vana.