12.9.12

Pioneros de la educación en Chile: La Escuela Blas Cuevas de Valparaíso

Es habitual que, al trazar la historia educacional chilena, se consigne como el primer hito destacado la promulgación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria en 1920, seguida por los gobiernos radicales que, algunos años después, usaron el lema “Gobernar es educar”. Menos conocido es el hito de 1871, cuando se fundó en Valparaíso la primera escuela declaradamente laica, resultado de un largo proceso que requirió varios cambios a nivel institucional a través de los años.
Entre los años 1818 y 1833 Chile tuvo cinco Cartas Fundamentales, y en todas ellas se declaraba al catolicismo como la religión oficial del Estado. La cuarta Constitución, redactada en 1828, mostraba un primer impulso hacia la tolerancia religiosa; pero en 1831 el Congreso sancionó un proyecto de ceremonial en que se obligaba al Presidente de la República y al Vicepresidente a jurar, por Dios y los Santos Evangelios, conservar y sostener la religión católica, apostólica y romana. La Constitución de 1833, marcadamente conservadora, eliminó un artículo que establecía que nadie sería perseguido ni molestado por sus opiniones privadas.
El año 1845 llegó a Chile David Trumbull, pastor presbiteriano que decidió erigir un templo para realizar los ceremoniales de su religión. Este hecho generó controversias y críticas públicas, sobretodo a través de los periódicos, por prácticamente diez años. La gran cantidad de extranjeros avecindados en nuestro país que no practicaban la religión católica veían dificultada su inserción social, principalmente debido a que no existía matrimonio civil, contaban con escasos cementerios de disidentes donde sepultar a sus difuntos, y sus hijos obligatoriamente debían recibir enseñanzas católicas en las escuelas a las que asistían.
El año 1865 se comenzó a debatir en el Congreso una modificación a la Constitución de 1833, concretamente la derogación de su Artículo 5º que señalaba La relijión [sic] de la República de Chile es la Católica, Apostólica, Romana; con exclusión del ejercicio público de cualquiera otra”. No se logró su eliminación ni modificación, pero sí dictar una ley interpretativa del artículo, que permitía a quienes no profesaban la religión católica practicar sus cultos al interior del recinto de edificios de propiedad particular, como así mismo fundar y sostener escuelas privadas para educar a sus hijos en las doctrinas de sus religiones.
A pesar de esta modificación legal, los intentos de la Iglesia Católica por mantener su hegemonía persistieron. En 1868 generó una discusión a propósito de la Escuela Alemana de Valdivia, donde concurrían tanto católicos como protestantes; la dirección de dicho recinto buscó desterrar todo posible litigio religioso y determinó que la educación religiosa debía darse en cada hogar, y no en la escuela. El obispo de Ancud, contrario a esta idea, propuso la designación de un profesor católico para encargarse de la educación religiosa de todos los alumnos. Finalmente fue el propio Ministro de Instrucción Pública, Joaquín Blest Gana, quien debió pronunciarse y respaldar la propuesta hecha por la dirección de la Escuela Alemana.
En este contexto, plantear una educación laica era algo realmente complejo. Fue precisamente lo que hicieron Blas Cuevas Zamora y Ramón Allende Padín, de los cuales haré una breve semblanza.
Blas Cuevas Zamora nació en Lima (Perú) en 1817, pero desde muy pequeño vivió en Valparaíso con su abuela materna, ya que había quedado huérfano. Debió trabajar desde niño para proveer su sustento, pese a lo cual logró poco a poco conquistar su independencia económica, establecerse por su cuenta y formar una familia. Un rico comerciante local, observando sus aptitudes, lo hizo su socio y luego su heredero, ya que carecía de descendencia.
Fue nombrado en 1863 administrador del Hospital de Caridad de Valparaíso, cargo que ocupó hasta su muerte. Gracias a su decidida labor, obtuvo la aprobación en el Congreso de una ley especial que aseguraba la subsistencia financiera de dicho establecimiento mediante un monto de 60 mil pesos anuales, al cual se adicionaba lo recaudado mediante caridad social.
Ramón Allende Padín (abuelo del futuro Presidente Salvador Allende) nació en Valparaiso en 1845, trasladándose a Santiago temporalmente para cursar sus estudios en el Instituto Nacional y posteriormente en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile.
Afiliado al Partido Radical, fue Diputado por Santiago (1876-79), por Copiapó y Caldera (1879-82), y en 1882 fue designado Senador por Atacama. Además fue presidente del Consejo de Higiene, activo miembro de la Sociedad Médica y dirigente del Cuerpo de Bomberos. Dentro de sus acciones más destacadas están la fundación del periódico Guía del Pueblo y el Deber, centrado en las problemáticas de desarrollo social del país; la redacción de un compendio de moral sin fundamento religioso para uso de los escolares; y sus propuestas de proyectos de ley para la vacunación masiva y obligatoria de la población, y para dotar de bibliotecas a las escuelas y a las comunidades de bibliotecas populares.
¿Cuál era la situación en el ámbito educacional por aquellos años? Dejemos que Juan de Dios Arlegui nos la explique. En un discurso del año 1872 señalaba:
Valparaíso, la segunda población de la república y su primer puerto comercial […] Abriga en su seno más de 15.000 niños en estado de recibir educación y educa menos del 22 por ciento de ellos, dejando 78 por ciento sin recibir educación alguna”.
La Sociedad de Instrucción Primaria de Valparaíso, fundada en 1868 y de la cual formaban parte Blas Cuevas y Ramón Allende buscaba, precisamente, remediar dicha situación mediante la creación de escuelas primarias en los sectores más populosos. Es así como el 25 de febrero de 1872 se inauguró, en el barrio de San Francisco en Valparaíso, una escuela fundada en octubre del año previo que sustituía la enseñanza de la religión por la enseñanza de la moral. Su directorio quedó compuesto por Ramón Allende Padín como presidente; Carlos Renard, vicepresidente; Diego Dublé Almeyda, secretario; Daniel Feliú, tesorero; David Trumbull, Münchmeyer y Antonio Flusseur, directores; todos ellos, miembros de la francmasonería porteña. En recuerdo del amigo que había muerto dos años antes sin haber visto materializado este logro, se nombró a la escuela “Blas Cuevas”, denominación que conserva hasta el día de hoy.
Las críticas, por cierto, no se hicieron esperar. "El Mercurio de Valparaíso" se manifestó contrario, argumentando que sin una enseñanza religiosa era imposible contribuir a una formación moral sólida en la juventud. Por su parte, el gobernador eclesiástico de Valparaíso, señor Casanova, acusó a la Francmasonería de reclutar adeptos a través de la escuela recién creada. Pese a la controversia generada, el Directorio persistió en su proyecto de promoción de una cultura laica. Anexa a la escuela funcionó una Biblioteca Popular, y pronto se inauguró una segunda escuela Blas Cuevas.
El 29 de septiembre de 1873 el Ministro de Instrucción Primaria, José María Barceló, declaró que la enseñanza religiosa no sería obligatoria en los colegios del Estado para los alumnos cuyos padres o tutores solicitasen esta excepción, consolidando a nivel institucional los ideales de laicismo promovidos por ya varios años.
El ejemplo de Valparaíso pronto fue seguido en otras partes del país. En 1874 la Sociedad de Instrucción Primaria de Santiago fundó la Escuela Nocturna de Artesanos y la Escuela “Sarmiento”, que 10 años después recibió el premio a la escuela privada gratuita mejor organizada de la República. En 1875 se fundó la Liga Protectora de Estudiantes Pobres en La Serena, y a partir de ella la Escuela Nocturna para Adultos “Pedro Pablo Muñoz”.
Los últimos meses han traído nuevamente a un primer plano los problemas de acceso a la educación existentes en Chile y, tal como antaño, la institucionalidad ha ofrecido escasas soluciones al dilema. Conocer algunos aspectos históricos pude ayudarnos a conformar una opinión propia sobre la temática en controversia.

1 comentario:

Unknown dijo...

Mis Primeros años de educación fueron en una escuela Católica doctrinaria particular de Valparaíso, pero mis amigos de niñez era en una escuela que quedaba en los pies del cerro Cordillera, fue lo que me motivo a cambiarme, hasta hoy creo que fue la mejor decisión, en ella me forme con los valores de un hombre libre y laico, desarrolle mi carácter y conocí a los que hoy son mis mejores amigos, ingrese al escoutismo en esta escuela y por tanto la formación necesaria para llegar a ser hoy un profesional al igual que mis amigos, todos formados en esta humilde escuela laica que nos contaron un día que era la más antigua de las no católicas. Pero el tiempo hace su obra y hoy lamento que quienes se educan en ella, no tienen las mismas posibilidades que tuve yo y mis pares, siento que la masonería olvido su mayor emblema, que este sistema poco social deja en el abandono a la escuela que educo a los hijos de Estibadores, prostitutas, pescadores, marinos, “lanzas” y lancheros, a todos por igual, sin selección ni copago, Gracias escuela “Blas Cuevas”.