En textos previos, me he referido a algunos aspectos generales de la Introducción de los Grundrisse de Marx y a sus dos secciones iniciales: la producción en general y la relación general entre la producción, la distribución, el cambio y el consumo. A continuación plantearé algunos comentarios sobre lo ya expuesto.
Las
dos primeras secciones de la Introducción de “Grundrisse…”
contienen varias críticas planteadas por Marx al análisis
tradicional que ha observado en los textos de economía política, a
la vez que permiten apreciar su manera de encarar el problema.
Las
críticas tienen como elemento común los aspectos relativos al
método de análisis. Marx observa que los principales autores de su
época (Smith y Ricardo) inician el análisis desde abstracciones,
sin considerar las variantes o especificidades
de los distintos periodos históricos. Es así como la producción es
analizada a partir del individuo (cazador o pescador) pero sin tomar
en cuenta que, a lo largo de los siglos, la forma de organización
social ha tenido grandes variaciones, y éstas se han reflejado en la
producción. Es muy distinto el individuo que produce en forma
solitaria para satisfacer sus necesidades (en la ficción de un
Robinson Crusoe) que el individuo que produce en el interior de una
sociedad que ha distribuido entre sus miembros los medios de
producción. El concepto de “robinsonada” es usado en forma
crítica tanto en la primera sección de la Introducción de
“Grundrisse…” como en la sección “El carácter fetichista de
la mercancía y su secreto” del primer capítulo del tomo I de “El
Capital”.
El
análisis económico que emprende Marx no sólo incluye los elementos
históricos propios de cada periodo, sino que además va asociado a
aspectos sociológicos, políticos e incluso psicológicos.1
De esta manera, se distancia de los economistas “burgueses” y
plantea un método particular, el cual aplica en primer lugar con la
producción.
Es
habitual en diversos autores iniciar sus análisis con la etimología
de cierto concepto, o fijando el momento de su aparición en el
habla. Nada más distante del método usado por Marx, quien expone
cómo determinado elemento o concepto aparece en nuestro cotidiano,
incluyendo las múltiples formas de aparición que puede tener y las
distintas relaciones que establece con otros elementos asociados. De
esta manera, parte desde la realidad concreta hacia lo abstracto,
develando lo que puede estar oculto o subyacente para una mirada
general, y exponiendo los distintos niveles de relaciones que
determinan su forma particular de aparición.
Es
así como llega a plantear la preeminencia de la producción, y como
los demás elementos (distribución, cambio y consumo) pueden ser
entendidos como momentos de un único proceso. La producción crea el
artículo u objeto de consumo, la necesidad y el modo de consumirlo;
pero al relacionar éste proceso con la existencia de propiedad
privada de los medios de producción, establece al cambio como un
elemento propio de la economía burguesa, sustentado adicionalmente
por la apropiación efectuada por el capitalista de la fuerza de
trabajo del obrero.
A
pesar de que “Grundrisse…” no fue escrito originalmente por
Marx para ser publicado, sino como apuntes a partir de sus estudios
personales, su contenido es altamente relevante. Su lectura es
en ocasiones engorrosa, dado su
cambiante estilo: por momentos mero esbozo o apunte; en otros
detallada y exhaustiva presentación. No obstante estas dificultades,
permite un acercamiento al método de análisis, de crítica y de
exposición que han sustentado la importancia del pensamiento de Marx
hasta nuestros días. A partir de su lectura,
pueden aclararse algunos aspectos que en sus obras económicas
posteriores son presentados de forma más concisa, a la vez que nos
permite apreciar el camino que ha seguido para arribar a ciertas
conclusiones fundamentales de dichos textos.
1 Sobre
el aspecto psicológico, recuérdese la mención al “objeto
interno” que genera la producción.
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